7/14/2006

Aquelarre a la gitana

Entrada la noche, camino sin rumbo,
Soledad por las calles sucias y húmedas,
El rumor de un gato encerrado,
Y unas fieras bestias, de la vida cansadas.
Corre el viento sin cesar, por las copas de los árboles,
Dandole un pequeño toque, el rojo una fogata,
Proyectando unas sombras lujuriosas y de grades dotes,
Volando sus bestidos bellos de gitana, preparando la ceremonia.
Pequeñas corren con sus bellos risos,
Viejas gruñen entre las sombras,
Para partir con ellas a la playa, no muy lejos,
La hoguera arderá al los miles de gritos de las mujeres caidas,
Dando inicio al aquelarre de Equinoccio de primavera.
Mujeres, solo ellas bailando al compás del sonido del universo,
Gritando, gimiendo, desnudandose,
Solo el claro de luna como testigo de la herejía,
Los invitados bebidos acompañan con música confusa,
Saltan sobre el fuego, caen de rodillas
Ofrecen a la noche su carne,
Corren y caminan, saltan y se quiedan quieta, cantan y gritan,
El climax de este ritual esta cerca.
Corren las bestias, ansiosas de la imperfeción de esa carne viva
De esa lujuria y seducción, tapada por los faldones que danzan,
Como uno solo con las llamas de la fogata, sintiendose libres.
Libres como aves, del encierro sacadas con el pecado,
Sintiendo la flor de la vida dentro de ellas,
Llegan las bestias, los grandes maestros.
Son tomadas, en el éxtasis de la fiesta,
Y juzgadas para la prueba final.
Bailan con ellas, caen ante sus encantos,
Mueven los vientos, las olas a compás del sonido del universo,
Tomando la forma mortal, cayendo en pecado también.
Tomando el dulce brevaje de sus Venas,
Tomando entre sus brazos sus vidas insignificante,
Tomando su destino y transformandolo.

Explosión de sentidos,
Fuego, calor, frio seducción,
Silencio, fulgo de amor inmortal a los demonios nocturnos,
cayendo en sus garras eternas de vida muerte.

¿También caen en su encanto impuro? Como avecillas ante un buen pan.
La danza continua.
Comen y beben.
Hasta el último suspiro de vida de estas vírgenes.